SITUACIONES EXTREMAS

Llevamos casi dos meses, 60 días viendo y escuchando todas las historias relativas a los volcanes que han erupcionado en La Palma, de la manera más abrupta, salvaje y a la vez, propia de un fenómeno de la naturaleza en su estado más puro. Hasta aquí todo puede ser natural, normal, eventos y sucesos hasta esperables. Pero la realidad nos arroja, que cientos de familias se han quedado sin casa, sin hogar, sin trabajo, sin pertenencias que han construido durante toda una vida, sin prácticamente nada, lo han perdido todo, excepto a ell@s mism@s. Personas atravesando estados de ansiedad muy elevada, estrés altísimo, en estado de shock, con muchísimo miedo, llanto e impotencia. Fíjense en un momento todos los estados emocionales que he nombrado, fuertes y difíciles de gestionar. Pues es esta la realidad hoy de muchos hombres, mujeres y niñ@s. Difícil, complejo, pero no imposible, esa tiene que ser la tarea, el objetivo ante situaciones desbordantes, que nos colocan en estados extremos en cuanto a sentimientos, sensaciones corporales, pensamientos negativos y pesimistas. Aprender a aceptar, identificar y validar todo lo que nos pasa. Es necesaria una escucha activa para to@s ell@s, que se desahoguen, que se expresen, y que atravesar por esta catástrofe natural no les deje en una posición de vulnerabilidad para desarrollar más adelante algún tipo de problema mental.
Es importante que entendamos que los estados emocionales por los que están atravesando estas personas, pero que tod@s podemos atravesar en un momento dado de nuestras vidas, pueden ser gestionados óptimamente, elaborarse sin secuelas, como ocurriría ante cualquier otra situación traumática. El problema realmente está en la incertidumbre, el no saber cuándo acabara esto, el no poder pensar en un futuro cercano.
Lo que determina si un acontecimiento se convierte en traumático depende más de la interpretación que se haga del riesgo de la situación, que del hecho en sí. Aquí hago hincapié en la importancia de la validación emocional, porque, aunque pueda resultar desagradable lo que sentimos en un momento determinado, esos síntomas siempre tienen una función y si están ahí es porque tienen que estar. Algunas recomendaciones serian evitar el aislamiento, es mejor que estén acompñad@s, los grupos serán beneficiosos. La adaptación, aquí habrá que intentar mantener la rutina y gestionar la crisis, planificando y tomando decisiones. Y por último el apoyo social, las muestras de cariño, caridad, unidad y solidaridad, que tanto han ayudado a los habitantes de La Palma. Esta es una forma de aportar seguridad, esperanza y acompañamiento y de que puedan percibir que no están solos ante esta tragedia.

Luisina Daives. Psicóloga de Amadem

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