Este mes además de ser especial para la comunidad valenciana por las fallas, además de darle la bienvenida a la primavera, también se cumplen 3 años desde que escuchamos por primera vez la palabra COVID-19. Un 14 de marzo nuestro presidente decreto un toque de queda por la presencia de una pandemia de la que nada se sabía, pero que no hacia más que matar y acechar a todo el mundo. Los daños en ese momento y con posterioridad fueron muchos y variados, desde la vida, hasta consecuencias respiratorias, orgánicas, de vacunas, y las que más me atañen en este artículo: psicológicas. Durante la pandemia, el confinamiento nos dejo en un estado contra natura, de soledad, falta de contacto físico, miedo excesivo, ansiedad, depresión, insomnio, etc. viendo de cerca la muerte, hasta de personas allegadas, pero sin poder acompañarles. Todo esto desembocó en la presencia de estrés postraumático, que algunas personas mantienen hasta la actualidad. Hoy, si nos detenemos a pensar en esos meses, años, parece que nunca paso o que se tratara de una película, algo lejano, borroso. Pero si, pasó, y son muchas las consecuencias que nos ha dejado, sobre todo a nuestras personas más jóvenes. El covid-19, desencadeno una serie de patologías mentales que hoy siguen en vigencia, y que, como podemos ver los profesionales, no harán mas que continuar si no actuamos. Patologías como la depresión o ansiedad, el uso abusivo de las nuevas tecnológicas, los acosos escolares, familias en donde el dialogo o las relaciones armónicas brillan por su ausencia. El consumo excesivo, el sedentarismo o el estrés excesivo, son características de nuestro día a día. Vamos a pensar en que esto sí que paso, pero no para quedarnos estancad@s en emociones negativas, sino para no olvidarnos de como deberíamos de vivir y que debemos de priorizar en nuestras vidas. Uno de los mensajes de la pandemia es: vivamos más conectad@s en cada cosa que hagamos, que sintamos, en el presente. Disfrutemos y valoremos lo que tenemos. Vayamos mas despacio. Tengamos hábitos sanos que irán desde un buen descanso, actividad física, estar al aire libre, construir pensamientos positivos y funcionales que me ayuden, y alimentar relaciones de calidad con mi entorno mas cercano. Dejemos los móviles en momentos determinados. Comamos alimentos propios del mediterráneo, y por último intentemos tener sentimientos positivos y gratificantes hacia nosotr@s mism@s.