Para las mujeres, y algunos hombres, (35.001 el número de personas con canceres de mama diagnosticados hasta la fecha en el año 2023), saber que tienen cáncer de mama es devastador. Vivir con el diagnóstico puede cambiar el mundo de una persona y, junto con los síntomas físicos, no es raro experimentar problemas de salud mental como depresión y ansiedad. Diferentes estudios han demostrado una necesidad real de apoyar la salud mental de las personas diagnosticadas con cáncer de mama. Después del diagnóstico y comienzo del tratamiento puede aparecer un torbellino de miedo, tristeza, ira y preocupación. Estas emociones pueden provocar ansiedad y depresión o exacerbar los síntomas de alguien que ya vive con esas condiciones. Pensemos que cuando no nos sentimos bien, tendemos a descuidar nuestra salud física. Es posible que no comamos bien o que optemos por la opción más accesible, fácil o cómoda, en lugar de la más saludable. También, que no hagamos ejercicio porque estamos muy agotad@s y, a menudo, tenemos problemas para dormir bien por la noche, esto es muy probable en personas con un diagnóstico de cáncer. Por esto es tan necesario ser conscientes y buscar ayuda cuando sea necesario, reacciones emocionales negativas y desadaptativas serán normales y esperables ante la noticia de que “tengo cáncer”, pero la continuidad, la gestión y el manejo de lo que pienso siento y hago, me va a decir, si es preciso y necesario que busque profesionales en salud mental que me acompañen en este camino. Junto con el costo emocional que puede traer un diagnóstico de cáncer de mama, el tratamiento en sí puede causar insomnio, problemas de memoria y cambios en el nivel hormonal que provocan cambios de humor. El aumento de peso también es un efecto secundario conocido de algunos medicamentos. Todo esto pone a las personas en mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental a largo plazo. El objetivo principal del tratamiento de salud mental durante el cáncer de mama es ayudar a las personas a aprender a afrontar los cambios emocionales, físicos y emocionales asociados con la enfermedad y los tratamientos, que pueden ser traumáticos y dolorosos. No tengamos miedo a pedir ayuda, comprometámonos con nuestra salud física y mental. Seguramente el camino será menos pesado, menos doloroso y mi actitud ante las circunstancias será mas favorable para el resultado o pronóstico de la enfermedad.
Luisina Daives. Psicóloga de Amadem