Huerta

La actividad física y mental que genera la práctica de la horticultura contribuye a mejorar la calidad de vida, a través de la práctica de actividades que precisan dedicación y concentración y desarrollan habilidades personales tales como la paciencia o el gusto por el trabajo en equipo. Además favorece la actividad al aire libre y la movilidad (incluso de aquellas personas con movilidad reducida). Como herramienta terapéutica actúa promoviendo la movilidad, incorporando rutinas creativas, estimulando la atención y la memoria, facilitando la comunicación y las relaciones, educando en valores positivos de responsabilidad y trabajo en equipo. Por otra parte, cumple los principios pedagógicos básicos como la funcionalidad del aprendizaje, la significatividad del mismo, el partir de los conocimientos previos, el fomento del conocimiento experiencial. Todo esto puede ser aprovechado para trabajar de forma teórica contenidos relacionados con la Agricultura y el Medio Ambiente, introduciendo áreas transversales (matemáticas, geometría, lecto escritura, comprensión lectora…)